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Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Omán, cada vez más cerca de Israel

  • Foto del escritor: Ignacio Rullansky
    Ignacio Rullansky
  • 29 oct 2018
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 30 oct 2018


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El sultán Qabus de Omán recibe a Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, en Muscat, el 26 de octubre de 2018. Foto: AP.

Medallas de oro, el himno y la bandera israelí en Abu Dhabi

Este fin de semana, el himno nacional israelí sonó en Abu Dhabi por primera vez en la historia. El domingo, Sagi Muki, y el lunes, Peter Paltchik, ganaron, respectivamente en distintas categorías, las medallas de oro en el Grand Slam patrocinado por la Federación Internacional de Judo, en Emiratos Árabes Unidos. Ahora bien, la protagonista de la jornada fue la ministro israelí de deportes y cultura, Miri Regev: criticada internamente por inmiscuirse, especulativamente, en los asuntos de la federación de Judo israelí, Regev recorrió la Gran Mezquita de Abu Dhabi.


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La ministro de cultura y deportes israelí, Miri Regev, visita la Gran Mezquita Sheij Zayed en Abu Dhabi, EAU, October 28/102018. Foto: Reuters.

Lo interesante de esto es que, Israel y Emiratos Árabes Unidos, no mantienen relaciones diplomáticas y, este segundo país, ha prohibido cualquier tipo de representación de símbolos nacionales de equipos israelíes que compitieron en territorio emiratí en el pasado. Esto incluía la mismísima bandera israelí, sin embargo, el escenario ha cambiado notablemente y es esperable de aquí en más, ver flamear la bandera en más que eventos deportivos.


Palabras y gestos auspiciosos de reconocimiento

Algo más podemos esperar de Omán, Estado de la Península Arábica cuyas autoridades expresaron, como lo hizo Yusuf bin Alawi bin Abdullah, ministro de relaciones exteriores, que "Israel es un Estado presente en la región, y todos lo entendemos", pero como si esto no fuese suficientemente enfático de que el viento está cambiando entre los países del Golfo e Israel, también señaló que "el mundo también reconoce este hecho. Quizás sea tiempo para que Israel sea tratado del mismo modo (que otros Estados) y que cargue con las mismas responsabilidades".


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Sobre el reconocimiento de Omán al Estado de Israel, el ministro bin Alawi responde en televisión: "¿Por qué (motivo)? ¿No estamos autorizados a hacerlo?". En la captura, se lee "el motivo es que el Estado de Israel es uno de los países del Medio Oriente". Captura de Memri TV.

Estas palabras fueron pronunciadas en una cumbre de seguridad en Bahrein, la 14va del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, en inglés) el sábado, y encontraron apoyo en el ministro de relaciones exteriores de Bahrein, Jalid bin Ahmed al-Kalifa, y de Arabia Saudita, Adel al-Jubeir, quien llegó a decir que normalizar las relaciones con Israel es un factor en el proceso de paz. Esto ocurrió un día después que Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, visitara Muscat, capital de Omán, y se entrevistara con el sultán Qabus; Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, hizo lo propio en una visita poco antes. Qabus, tras la visita de Netanyahu, envío a Abbas una carta a través de un emisario, en la cual agradeció su viaje a Muscat y transmitió un mensaje contenedor respecto a lo que representaría la normalización de los vínculos con Israel entre el mundo árabe para los intereses palestinos.

Alawi bin Abdullah defendió la reunión entre el sultán y Netanyahi ante las críticas que surgieron de la cadena al-Jazeera. Además, el ministro de relaciones exteriores señaló que Omán podría interceder en el conflicto palestino-israelí, no como mediador, pero sí participando de ideas en las negociaciones, a su vez, remarcando su apoyo a las iniciativas provenientes de la administración de Donald J. Trump.


Yusuf bin Alawi bin Abdullah, ministro de relaciones exteriores, dijo que "Israel es un Estado presente en la región, y todos lo entendemos"

El último mandatario israelí en visitar Omán había sido Shimon Peres, en 1996. A esta altura no sorprenderá decir que Omán tampoco tiene relaciones diplomáticas con Israel. Ahora bien, la agenda de seguridad y el alineamiento económico de estos Estados con Occidente. Por un lado, Arabia Saudita, inmersa ahora en el escándalo del asesinato del periodista Khashoggi en su consulado en Estambul, atraviesa un proceso de reformas que apuntan a volver atractiva su economía al capital financiero, mostrándose proclive a ciertas concesiones que tienen que ver con ampliación de derechos (especialmente a las mujeres), propugnando conformar, aunque sea como señal simbólica de "adaptación progresiva" o de "moderación/modernización", las expectativas de los valores liberales occidentales.


En este link puede verse parte de la entrevista de bin Alawi defendiendo la posición omaní

¿Tecnología militar por reconocimiento diplomático?

Los conflictos bélicos vigentes en Yemen, vecino de Arabia Saudita y de Omán, y la creciente presencia de fuerzas armadas iraníes en Siria (que probablemente, no vayan a abandonar sus puestos dentro de lo previsible), preocupan a la corona saudí, acérrima enemiga del régimen de los ayatolas en Irán, que encuentra cada vez más terreno común para negociar la normalización de sus relaciones diplomáticas con Israel. No por nada trascendió este fin de semana que, tras mantener conversaciones secretas, Arabia Saudita firmó con Israel un acuerdo por 250 millones de dólares a partir del cual el segundo proveerá al primero de tecnología sumamente sofisticada en espionaje. No sorprenderá al lector enterarse que Arabia Saudita e Israel tampoco tienen relaciones diplomáticas oficiales, pero esto no fue óbice para que el mes pasado, es decir, en septiembre, ambos gobiernos concretaran un acuerdo anterior en el cual el sistema de defensa anti-misiles israelí, conocido como "Iron Dome" (domo de hierro), fue adquirido por los saudíes, a quienes expertos israelíes entrenarán para operar dicha tecnología en el futuro.

Las negociaciones entre ambos países sobre la exportación del Iron Dome, que Arabia Saudita empleará para defenderse en el frente que mantiene con los Hutís en Yemen, tuvieron lugar en Londres y en Washington. Este segundo acuerdo sobre tecnología de espionaje, en pleno escándalo por el caso Khashoggi, fue mediado por los Estados Unidos; efectivamente, la autoridad militar máxima israelí, el teniente general Gadi Eisenkot se reunió en la capital norteamericana con su par saudí, el general Fayyad bin Hamed al-Ruwaili, a mediados de octubre, en la Conferencia de las Organizaciones para Contrarrestar la Violencia Extrema.


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Netanyahu y el sultán Qabus de Omán conversan en Muscat sobre acuerdos de cooperación económicos y de seguridad. Foto: AP-Haaretz, 27/10/2018.

Lo mismo podemos decir de Estados más pequeños como los que aquí nos referimos: de la reunión entre el sultán Qabus y Netanyahu resultó la primera invitación de un ministro israelí a Omán. Precisamente, a propósito de una cumbre sobre transporte, Yisrael Katz, a cargo del portfolio de transporte y asuntos de inteligencia, profundizará las conversaciones sobre un ambicioso proyecto de establecer una línea ferroviaria con distintas conexiones entre los países del Golfo e Israel. De manera inédita, emprendimientos de este estilo concretarían una integración regional, desde el Mediterráneo al Golfo Pérsico, que permitiría, además del tránsito de pasajeros, circulación de todo tipo de bienes, entre ellos, podrían hallarse combustibles, insumos para la industria y la tecnología informática. No sólo estas iniciativas reflejan un inédito vínculo de cooperación entre los países árabes petroleros, con mayoría sunnita, sino que constituyen una evidencia de potenciales acuerdos de reconocimiento de estatalidad hacia Israel.

La fórmula intercambios comerciales y de tecnología por reconocimiento soberano pareciera encontrar su condición de posibilidad en la concordancia de una agenda común respecto a la seguridad regional encarnada en un mismo posicionamiento entre dichos Estados con respecto al eje Hezbolá-Assad-Irán (y los hutíes, deberíamos agregar) del cual se desprende la necesidad de disposición de tecnología y savoir-faire militar que la industria y experiencia israelí ofrece. La composición de un mismo frente o alianza indicaría, según las conductas y expresiones de sendas autoridades de gobierno, diplomáticas y militares, que para ejercer y consolidar un factor de disuasión a la recuperación de territorios de Assad y la avanzada del eje antagónico al mencionado, es preciso fortalecerse mutuamente: eso incluye, para empezar, el reconocimiento de la legitimidad del otro a ejercer soberanía su territorio, principio fundamental de toda relación inter-estatal.

 
 
 

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