¿Podemos seguir siendo amigos? La perspectiva de un G4+1 e Irán.
- Ignacio Rullansky
- 15 may 2018
- 7 Min. de lectura
Estados Unidos salió del acuerdo nuclear con Irán pero, ¿cómo sigue la relación entre este país y los restantes miembros del G5+1 respecto al compromiso asumido en 2015? Se abre un desafío para Reino Unido, Francia, Alemania, la Unión Europea, Rusia y China: ¿es posible sostener el acuerdo y bajo qué términos? ¿Cómo reaccionó cada gobierno a la coyuntura y qué expresiones hubo en torno a mantenerlo?

La reacción que provocó el anuncio oficial de la salida de Estados Unidos del acuerdo marco (Plan de Acuerdo Integral Conjunto o PAIC) con Irán entre los representantes de Reino Unido, Francia, Alemania, la Unión Europea, Rusia y China, fue la de confirmar inmediatamente su intención de sostener el acuerdo. Sin embargo, la sensación que primó entre los gobiernos de dichos Estados, especialmente del lado de las tres potencias occidentales y de la Unión Europea, es la de una gran desazón.
Esto último no se da solamente porque los fallidos intentos de convencer a Trump de revertir su decisión manifiesten un deterioro en la relación bilateral por ejemplo, entre Reino Unido y Estados Unidos, sino porque la salida de este país del acuerdo impondrá nuevamente sanciones económicas que, al entrar en vigencia en aproximadamente seis meses, se espera afectarán directamente el intercambio de empresas europeas con Irán. Debe decirse también que aún cuando entre funcionarios y legisladores de Reino Unido, Francia y Alemania no exista, internamente, un consenso pleno respecto a si el acuerdo tal como se pactó en 2015 es, efectivamente, el mejor recurso que pudo haberse logrado (es decir, hay quienes concuerdan de manera más y menos moderada con Trump), percibida como un fracaso de la diplomacia de los países involucrados para cambiar el parecer del Presidente norteamericano.
Reacciones de los miembros de Europa Occidental del G5+1: Reino Unido, Francia y Alemania.
En Reino Unido, el Secretario de Asuntos Exteriores, Boris Johnson, comunicó al Parlamento que seguirían comprometidos al acuerdo y que correspondía a Trump presentar las condiciones de una nueva herramienta diplomática superadora a la actual. Johnson, quien viajó a Estados Unidos la semana pasada para intentar, en vano, disuadir a Trump, explicó que el gobierno norteamericano le aseguró que no contemplaba ningún tipo de intervención militar contra Irán. Es evidente para el público británico que aunque el Reino Unido sostenga el acuerdo, el fracaso diplomático en contener la salida de Estados Unidos supone otro tipo de conflicto de intereses, pues la reimposición de las sanciones afectará empresas nacionales, por ejemplo, de aviación y energía, que tienen intercambios comerciales con Irán.
Exceptuando miembros conservadores del congreso, en general, el repudio a Trump fue unánime dentro del Parlamento británico. Además, el propio Johnson fue acusado de debilidad y carecer de suficiente influencia sobre el Presidente: el laborismo, en particular, Emily Thornberry, la Secretaria de Asuntos Exteriores de oposición (“en las sombras”), criticó a Johnson y comparó el “descuidado, sin sentido e inmoral acto de sabotaje diplomático” de Trump con “el manual” articulado anteriormente por Estados Unidos durante la Guerra de Iraq.
Respecto a Francia y Alemania, tanto el Presidente Emmanuel Macron como la Canciller Angela Merkel visitaron a Trump en la Casa Blanca a fines de abril con la intención de disuadirlo de tomar la decisión anunciada. Si bien Macron goza de una relación mucho más "cálida" que la que Trump tiene con Merkel, sus esfuerzos fueron igual de infructíferos; al mismo tiempo, Macron y Merkel son igual de críticos respecto a Trump. El Presidente francés dejó esto particularmente claro al dirigirse al Congreso estadounidense el pasado 25 de abril, donde fue ovacionado por republicanos y demócratas por oponerse a la agenda de gobierno de Trump tanto en lo respectivo al acuerdo con Irán, el cual Francia seguiría refrendando enfatizando que fue firmado por iniciativa de los Estados Unidos, como también por lo que Macron expresó respecto a otros temas sensibles como el nacionalismo aislacionista (tanto en lo político como en lo económico) y el cambio climático y la ciencia.

Macron, quien entonces confirmó su voluntad de seguir cooperando con Trump, ratificó esta semana que Francia, junto a Reino Unido y Alemania, sostendrían el acuerdo: la perspectiva de elaborar uno mejor para el período post-2025, también permanece sobre la mesa. Esto tuvo su eco en la pronta reacción de diplomáticos de sendos países, que públicamente lamentaron la salida de Estados Unidos del acuerdo y destacaron los pros de mantenerlo: así lo hicieron Federica Mogherini, Jefa de la oficina de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea, el Ministro de Asuntos Exteriores alemán Heiko Maas, su par francés, Jean-Yves Le Drian, y el propio Boris Johnson.
El impacto del reestablecimiento de las sanciones económicas a Irán y a los países con quienes tiene comercio, afectaría directamente la economía francesa, que en los dos años de duración del acuerdo en las condiciones que rigió desde su firma, triplicó el excedente de su intercambio comercial con Irán a través de grandes empresas como Total (energía) y Peugeot y Renault. Esto lo anunció el propio Ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, quien repudió a Trump por un "error" que acarrearía potenciales riesgos económicos y en seguridad. Por su parte, Maas transmitió la preocupación del gobierno alemán, compartida públicamente por Merkel, respecto a cómo impactará en la economía nacional (Alemania es el país con el mayor volumen de intercambios comerciales con Irán, alcanzando en 2017 un volumen de 3.500 millones de euros) y en la de la Unión Europea las sanciones norteamericanas. Especialmente polémico fue el tweet del flamante embajador norteamericano en Alemania, Richard Grenell, quien instó a las empresas alemanas a cortar sus lazos con Irán inmediatamente, a lo que entre muchos otros, Michael Tockuss, presidente de la Cámara de Comercio Alemano-Iraní contestó que se preveía este escenario y que la intención de buena parte de las compañías es la de seguir comerciando con Irán: probablemente la aviación civil sea el rubro más prontamente afectado por las sanciones norteamericanas; el resto deberá sopesar los costos de la rentabilidad de seguir operando en y exportando a Irán.

Para concluir, si bien las tres potencias europeas occidentales mantendrán el acuerdo con Irán, sí trasciende que los contenidos actuales del acuerdo deberán ser eventualmente reelaborados (para Merkel, lo firmado en 2015 constituyó un logro incipiente para establecer posteriormente uno más ambicioso y "suficiente") y que habrá de evaluarse qué tan sostenible será sostenerlo en virtud del panorama que generen las sanciones; lo mismo que cuando entren en vigencia aquellas que la política económica proteccionista de Trump impondrá a las tarifas de importación de acero, que momentáneamente exceptúan a la Unión Europea en su intercambio con Estados Unidos.
La gira de Javad Zarif y las reacciones de la Unión Europea, Rusia y China.
En cuanto a los gobiernos de los otros dos grandes pilares del acuerdo, Rusia y China, también manifestaron su intención de mantener el acuerdo. El martes 8 de abril, el Ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, se reunió en Beijing con Aladín Borujerdi, presidente de la comisión parlamentaria iraní en Seguridad Nacional y Política Exterior, ratificando esta posición. Lo propio hizo el Ministro del Exterior Geng Shuang, quien públicamente manifestó que China, que junto con India es el principal importador de combustible crudo de Irán, lamenta la decisión de Trump y mantendría relaciones económicas con Irán con plena normalidad.

Desde Rusia, aliado comercial y militar de Irán y de sus aliados en la región (especialmente, del gobierno de Bashar Assad), se transmitió el mismo mensaje a Estados Unidos respecto a salirse del acuerdo. A fines de abril, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ratificó que Rusia respaldaba el acuerdo tal cual se halla redactado, no obstante, la semana del 7 de mayo, el vice Ministro del Exterior ruso, Sergei Ryabkov (quien visitará Irán los próximos días, según lo anunció su par iraní, Javad Zarif), está dispuesto a considerar una propuesta presentada por Emmanuel Macron de reelaborar el acuerdo: los términos aún no se conocen públicamente.
Rusia y China dejaron en claro, a través de un comunicado conjunto que confirman su apoyo al acuerdo tal como se estableció en la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU en 2015. Además, que reconocen la eficiente implementación del acuerdo como una contribución a la no-proliferación de armas nucleares y a la seguridad internacional, siendo por tanto, sostenible, y que los medios para discutir estos asuntos han de ser políticos y diplomáticos según el acuerdo. Por otro lado, que apoyan el rol independiente de la OIEA en Irán, en tanto el organismo ratifica el cumplimiento de los requerimientos del acuerdo por parte de este país. Finalmente, exhortaron conjuntamente a los países miembros al resto de los gobiernos de los países firmantes a apoyar estos puntos y permanecer en el acuerdo.
Mohammad Javad Zarif, Ministro de Asuntos Exteriores iraní, comenzó una gira para visitar a representantes de los Estados miembros del G5+1 aún comprometidos con el acuerdo. La gira comenzó en Beijing, el 13 de mayo, en una reunión con Wang Yi, y el lunes 14 de mayo llegó a entrevistarse en Rusia con el Ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov: juntos acordaron colaborar respecto al PAIC, mensaje que también le fue reiterado en China. Lavrov transmitió a Zarif las convicciones "legítimas" del resto de los Estados comprometidos en el acuerdo para continuar respetándolo, sin embargo, la agencia Interfax transmitió que el vice Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Ryabkov, el 15 de mayo expresó en el Club de Discusión de Moscú, en una reunión entre expertos sobre asuntos de política internacional, que sería imposible preservar el acuerdo sin que Tehrán haga ciertas concesiones; un día antes, Ryabkov tuvo una reunión con Markus Ederer, embajador de la delegación de la Unión Europea en Rusia, en la que discutieron la continuidad de la implementación del PAIC.
A esta escala de Zarif siguió otra, el 15 de mayo, en Bruselas, cuando fue recibido por Federica Mogherini: ambos colaboraron ya en 2015, cuando el acuerdo se celebró, y esta reunión constituye la última parada de la gira de Zarif, quien se espera se encuentre allí también con representantes de Francia, Alemania y Reino Unido. Con respecto a la reunión, Zarif expresó que fue constructiva y, a su vez, Mogherini transmitió el compromiso de la Unión Europea y la expectativa de que Irán, recíprocamente, siga respetando las condiciones del PAIC. Hoy mismo, 15 de mayo, los presidentes de Francia y Rusia conversaron por teléfono confirmando su compromiso en torno al PAIC. Es de esperar que, en el transcurso del año, hayan posiblemente novedades más significativas sobre el curso del PAIC y las posibles nuevas condiciones que asumirá de acuerdo al escenario que esboce la restitución y el impacto de las sanciones económicas norteamericanas a Irán y a las industrias vinculadas al comercio iraní, así como el involucramiento de Irán, Hezbolá, Rusia, Estados Unidos e Israel en el conflicto sirio.
Comentarios